Colombia no es un país insignificante.
Su población de unos 20 millones ocupa una superficie de aproximadamente
1.180.000 kilómetros cuadrados... más grande que Francia, España y
Portugal combinados. Hasta 1945, el 99,9 por ciento de la gente era
nominalmente católica romana. En ese año llegaron los primeros misioneros de la
Watch Tower para ayudar a dos Testigos locales que vivían y predicaban en las
montañas.
Estos ministros cristianos, al principio
considerados como forasteros y vistos con alguna hostilidad, tranquilamente
emprendieron su obra de visitar a la gente en sus hogares y ofrecerles cursos
de estudio bíblico de casa gratuitos. Encontraban objeciones estereotipadas,
todas las cuales obviamente surgían de una sola fuente... objeciones como: “Es
un pecado leer la Biblia,” “Nuestro sacerdote nos prohíbe leer la Biblia,” “La
Biblia hace que uno se vuelva loco,” etc. A menudo la oposición religiosa
resultaba en que se les negara el uso de auditorios públicos para reuniones, de
modo que se reunían en traspatios y patios. Pacientemente perseveraron en su
servicio excelente y altruista, seguros de que Dios bendeciría Su obra.
La estricta neutralidad de los Testigos para
con todos los movimientos políticos los apartaba tanto de los católicos como de
los protestantes. (Juan 17:14) Aun durante una década de violencia en la que,
según cálculos, fueron muertas 200.000 personas, los Testigos continuaron
pacíficamente con su ministerio. Colombianos sinceros comenzaron a responder a
las verdades de la Biblia. Ellos, a su vez, no pudieron menos que hablar
las cosas que estaban aprendiendo. La palabra se esparció. La gente estaba
sedienta de conocimiento bíblico.
Los tiempos ciertamente han cambiado. Ahora
la Iglesia Católica se encuentra a la defensiva, tratando de detener la ola de
fuerzas antirreligiosas. Dentro de la iglesia una nueva generación de
sacerdotes está exigiendo reforma inmediata, incluso la abolición del celibato.
Los encabezamientos de los periódicos colombianos han expuesto los problemas de
la iglesia en títulos recientes como éstos: “Los Caleños Despreciaron Mitos del
Viernes Santo,” “Arzobispo Critica a Sacerdotes Colombianos,” “‘¿Son curas o
políticos?’, se pregunta jerarca.”
Ya los Testigos no se ven obligados a
usar los traspatios para sus asambleas. Hombres de negocios y autoridades
municipales están poniendo a disposición de los Testigos auditorios y estadios
públicos, sin importarles lo que diga el obispo. En cantidades que aumentan a
paso rápido la gente viene a escuchar. Está reconociendo el sonido de la verdad
bíblica.
Los testigos de Jehová están muy ocupados
tratando de satisfacer el deseo ardiente de millares de personas de conocer la
Biblia. La distribución de Biblias y literatura bíblica ha aumentado a más del
doble en los pasados dos años. Más de 9.100 estudios bíblicos de casa gratuitos
se conducen con regularidad en los hogares de las personas que han mostrado
interés. Reflejando la tendencia actual, un superintendente viajante informa:
“A menudo los Salones del Reino están abarrotados y los que llegan tarde tienen
que quedarse de pie afuera para escuchar y observar por las ventanas abiertas.”
Para la celebración anual de la Cena del Señor una congregación de cincuenta
Testigos tuvo 368 personas en asistencia. En todo el país la asistencia de
28.377 representó un aumento de 37 por ciento sobre la del año pasado y
más de cuatro veces el número total de testigos de Jehová en el país.
Obviamente, hay millares de colombianos que quieren aprender lo que enseña la
Biblia.
No hace mucho, en la ciudad de Villavicencio
la radio animó a la gente a recibir con regocijo a los Testigos en sus hogares.
De Ciénaga de Oro (Córdoba) una señora viajó a una ciudad vecina para buscar al
superintendente de una congregación cristiana e invitarlo a enviar Testigos para
que organizaran un grupo de estudio bíblico en su hogar. En realidad es común
que la gente ofrezca sus hogares con este propósito.
Ahora, en vez de siempre levantar la gente
objeciones a los Testigos que participan en el ministerio de casa en casa, les
hacen preguntas como: “¿Cómo puedo obtener una Biblia?” y “¿Qué dice la
Biblia?” Una anciana de Medellín declaró: “Creo en la Biblia. La iglesia puede
cambiar todo lo que quiera, pero jamás puede cambiar la Biblia.” Prestamente
convino en tener un estudio bíblico en su hogar.
Entre los que se han beneficiado de esa
instrucción bíblica se cuenta una sincera católica que era celosa en la obra de
su iglesia. Con sus propias palabras dice cómo sucedió: “Recibí la asignación
de preparar espiritualmente a las familias para la visita del papa
en 1968. Puesto que yo no sabía nada acerca de la Biblia para
efectuar esta tarea, acudí al sacerdote por ayuda. Él confesó que no sabía
enseñar la Biblia. Sin embargo, me invitó a un curso especial de una semana en
una universidad católica que me equiparía junto con otros para efectuar este
trabajo. Sucedió que no había ningún sacerdote capacitado para efectuar
aquella tarea, y por eso se pidió que un evangelista protestante viniera a la
universidad católica para enseñar la Biblia. Para entonces estaba confusa y
perpleja, y, felizmente para mí, un Testigo llamó a mi puerta. Ahora soy una
Testigo bautizada junto con mi esposo, mi hija y mi madre.”
CAMBIA LA VIDA DE
HOMBRES DE TODA CLASE
Personas de todo ramo de actividad están recibiendo
con regocijo la verdad bíblica, y ésta ejerce un efecto poderoso en su vida.
Una pareja de Medellín había vivido junta sin estar casada durante doce años, y
tenían dos niños. Cuando se enteraron de los requisitos bíblicos dieron los
pasos necesarios para legalizar su matrimonio. Es irónico que el hermano del
esposo, sacerdote, jamás les había mencionado los principios bíblicos que
gobiernan el matrimonio.
La verdad bíblica fue recibida con regocijo
por un mendigo de Ibagué. Pronto comprendió que había estado violando los
principios bíblicos. Para ser testigo de Jehová tendría que participar en
trabajo honrado. Ahora es vendedor de zapatos y piensa bautizarse pronto.
Y lo siguiente es otro caso en que se ve el
poder de la Palabra de Dios para cambiar la vida de uno: “Desde el primer
contacto con la verdad [un señor de Bogotá] jamás ha faltado a una reunión. Su
familia es judía y, antes de estudiar la Biblia, se asociaba con ‘hippies’
además de ser adicto a las drogas. Su padre le daba dinero para que visitara a
prostitutas. Durante toda su vida quiso hacer algo humanitario. Ahora está
bautizado y realizando una ambición de toda la vida... ayudando a la gente de
la mejor manera posible, ayudándole a entender la verdad que lleva a vida.”
Tenemos también la siguiente expresión
sincera de un ingeniero, profesor y redactor: “Me repugnaba ver la estrecha
asociación de la Iglesia Católica con el capitalismo. Toda mi vida he sentido
una necesidad espiritual y he estado buscando respuestas a mis preguntas. Hace
tres meses conocí a los testigos de Jehová y ahora estoy estudiando felizmente
la Biblia con ellos y estoy recibiendo respuestas a mis preguntas.” Ahora está
reduciendo su trabajo seglar para poder participar a mayor grado en esparcir la
verdad bíblica en Colombia.
Los testigos de Jehová encuentran que gente
de toda clase responde a la Palabra de Dios. Amas de casa y obreros están
participando junto con ellos en esparcir las “buenas nuevas.” Maestros y
negociantes están respondiendo favorablemente. Dentistas, doctores, abogados,
ingenieros y otros profesionales están manifestando vivo interés en el mensaje
del Reino. Su punto de vista en cuanto a la vida cambia señaladamente.
RESULTADOS EXCELENTES
Quizás el mayor cambio logrado en la vida de
la gente por la verdad de la Biblia se refleja en la transformación de un modo
de vivir egoísta, de servirse a sí mismo, a un modo de vivir que manifiesta el
vivo deseo de compartir con otros la maravillosa información con que han sido
bendecidos. Crecientes números de personas de toda edad y de toda clase de la
población participan en esparcir el mensaje de vida. Nótese que en 1969 en
todo Colombia había 5.448 personas que participaban en predicar el mensaje
del Reino. Solo un año después, en abril, hubo 6.776, un aumento de 24 por
ciento.
En muestra de su ahínco y sinceridad en el
servicio de Dios, grandes números están bautizándose. En la asamblea nacional
de los testigos de Jehová que se celebró en el amplio estadio de fútbol de
Bogotá en diciembre de 1969, un total de 717 personas de diversas
edades, después de prepararse por medio de estudio cuidadoso, se bautizó por
inmersión. Durante solo los diez meses a partir del 1 de septiembre
de 1969 se bautizó un total de 1.174. Eso da razón de aproximadamente uno
de cada seis Testigos en todo el país.
Todavía hay mucho trabajo que hacer. El
territorio rural apenas se ha tocado en muchos lugares. Lo próximo que recibirá
atención especial son veintenas de aldeas y ciudades de 15.000 a
100.000 habitantes.
Familias enteras se han mudado de otros países
a Colombia para ayudar a buscar a los que tienen hambre de la verdad y
extenderles el mensaje de vida. Una familia que ha hecho esto informa: “Somos
una familia que se compone de tres miembros y todos somos ministros precursores
(o predicadores de tiempo cabal) en la ciudad de Pereira, donde podemos
presentar un sermón bíblico en más del 90 por ciento de los hogares. Hemos
pasado dos años y medio aquí, los años más felices de nuestra vida, predicando
y enseñando las buenas nuevas del Reino a la gente de Colombia. Responden muy
bien. Pero solo un pequeño porcentaje de la gente posee una Biblia.”
¿Puede usted imaginarse lo feliz que se
sintió un Testigo en Medellín cuando dos jóvenes dispusieron tiempo de su
activo oficio de carpintería para estudiar la Biblia? Cuando él trató de
disculparse porque hablaba mal el español, ellos contestaron: “No se
preocupe por eso, porque estamos aprendiendo la verdad. Además, ésta es la
primera vez en nuestra vida que alguien ha dedicado tiempo a enseñarnos algo
acerca de la Biblia y los propósitos de Dios para la humanidad. Agradecemos
mucho esto.”
Sí, los portadores de la verdad bíblica son
bienvenidos en Colombia. Han obtenido una reputación de ser defensores de la
verdad bíblica. Muchos millares de colombianos dirían “Sí, sí” a la siguiente
expresión de un general militar colombiano: “Con placer damos a ustedes permiso
para sus asambleas. Ustedes nunca nos dan problemas. Enseñanza de la clase que
ustedes dan es lo que el país necesita.”
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