Según el periódico sueco Stockholms
Tidningen, durante las últimas décadas cierta compañía de Suecia ha
examinado minuciosamente registros eclesiásticos, archivos estatales, actas de
procesos judiciales, y así por el estilo, para recopilar tantos nombres de
difuntos como fuera posible, unos 15 millones de ellos, algunos de los
cuales se remontan al siglo XVI. Se han microfilmado los documentos que
contienen tales nombres, y los microfilmes se han vendido a los mormones de los
Estados Unidos. Para ayudar a que se salven las generaciones de personas muertas,
y especialmente sus propios antepasados, los mormones se bautizan en nombre de
los difuntos. Se dice que la compañía sueca en cuestión, llamada Recolid,
obtuvo casi un millón de dólares en ganancias mediante su productiva ‘venta de
almas’.
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