Socialismo: Sistema social que
aboga por la propiedad y control del Estado sobre los medios de producción. Los
comunistas lo consideran una etapa intermedia entre el capitalismo y el
comunismo. Comunismo: Sistema social que propugna la ausencia de clases,
la propiedad común de los medios de producción y subsistencia, y la
distribución equitativa de los bienes económicos.
El comunismo
reintroduce la religión
“Necesitamos valores espirituales [...].
Los valores morales que la religión generó y representó durante siglos pueden
ayudar también en la labor de renovar nuestro país.” Pocas personas pensaban
que escucharían alguna vez estas palabras de boca de un secretario general del
partido comunista de la Unión Soviética. Sin embargo, el 30 de noviembre de
1989, Mijail Gorbachov anunció este espectacular cambio de actitud hacia la
religión durante su visita a Italia.
¿Apoya esto de alguna forma la teoría de que
los primeros cristianos eran también comunistas, y que practicaban un tipo de
socialismo cristiano? Algunos quizás lo afirmen, mientras citan las palabras de
Hechos 4:32 sobre los cristianos de Jerusalén: “Todas las cosas las tenían en
común”. Sin embargo, si investigamos lo sucedido, descubrimos que era solo una
disposición temporal debido a circunstancias imprevistas, no un sistema
permanente de socialismo “cristiano”. Como compartían amorosamente sus bienes
materiales, “no había ningún necesitado entre ellos” y “se efectuaba
distribución a cada uno, según tuviera necesidad”. (Hechos 4:34, 35.)
“Glásnost” y
“perestroika”
Desde los últimos meses de 1989, la Unión
Soviética y sus gobiernos satélites comunistas en Europa del Este han
experimentado cambios políticos sorprendentes, y gracias a la política de glásnost,
o apertura, todos los hemos presenciado. Los europeos del Este han pedido
reformas de largo alcance, que a cierto grado, se han conseguido. Los líderes
comunistas han admitido la necesidad de un sistema más humanitario y compasivo
y piden “el resurgimiento de un socialismo diferente, más solidario y eficaz”,
como lo definió un economista polaco.
Uno de los líderes principales ha sido
Gorbachov, quien, poco después de llegar al poder en 1985, introdujo la idea de
la perestroika (reestructuración). Durante una visita a Italia defendió
la perestroika como algo necesario para enfrentarse a los desafíos de
esta década y comentó: “Al haber tomado el camino de la reforma radical, los
países socialistas están cruzando un punto sin retorno. No obstante, es
incorrecto insistir —como hacen muchos en Occidente— en que nos hallamos frente
al colapso del socialismo, sino que por el contrario, el proceso socialista se
desarrollará en múltiples formas en el mundo”.
Por lo tanto, los líderes comunistas
no están dispuestos a concordar con la evaluación hecha el año pasado por
el columnista Charles Krauthammer, que escribió: “La pregunta constante que ha
preocupado a todo filósofo político desde el tiempo de Platón —¿Cuál es la
mejor forma de gobierno?— ya ha quedado contestada. Después de milenios de
probar toda clase de sistema político, cerramos este último con la seguridad de
que en la democracia capitalista, pluralista y liberal hemos encontrado lo que
buscábamos”.
Por otra parte, el periódico alemán Die
Zeit admite con franqueza que las democracias de corte occidental presentan
hoy día un cuadro lamentable, y enfoca la atención en el “desempleo, el
alcoholismo, la drogadicción, la prostitución, la reducción de los programas
sociales, la reducción de tasas y en los déficits presupuestarios” y entonces
pregunta: “¿Es esta realmente la sociedad perfecta que ha triunfado para
siempre sobre el socialismo?”.
Un dicho popular afirma que la gente que vive
en casas de cristal no debería tirar piedras. ¿Qué tipo de gobierno humano
imperfecto puede permitirse criticar los fallos de otro? Los hechos demuestran
que el gobierno humano perfecto —la utopía— no existe. Los políticos aún
siguen buscando el “buen lugar”, pero todavía no lo han encontrado en
“ningún lugar”.
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