En Budapest, Hungría, en octubre
de 1986, quince teólogos y filósofos católicos se reunieron con
15 intelectuales marxistas. El Secretariado para No Creyentes, del
Vaticano, y la Academia Húngara de Ciencias convocaron la reunión para
considerar la evolución de valores morales.
Entre los católicos presentes estuvieron el
cardenal francés Poupard, presidente del Secretariado para No Creyentes, y el
cardenal austriaco Koenig, especialista en las relaciones de la Iglesia
Católica con las naciones comunistas. Entre los marxistas estuvieron los
directores del Instituto Húngaro de Filosofía y el Instituto Soviético de
Ateísmo Científico.
El diario francés Le Monde informó:
“Los intelectuales marxistas reconocen que se enfrentan a una crisis de los
valores morales cuya seriedad miden por la cantidad de suicidios, el uso de
drogas y el consumo de alcohol. Ellos, según la delegación católica, cuentan
con la cooperación de las iglesias cristianas en su búsqueda de una solución.
Del lado [católico] romano, el doble propósito era evaluar mejor cómo el hombre
y la moralidad encuadran en una sociedad marxista y ‘examinar la base moral
para una coexistencia concreta entre cristianos de los países orientales
[comunistas] y los marxistas’”.
La verdadera solución a los problemas morales
de hoy día no se hallará en conferencias entre ideologías en conflicto. Más
bien, se hallará cuando el Reino de Jehová en manos de su Hijo, Jesús, derribe
al sistema de cosas actual y edifique en su lugar un nuevo mundo bajo ese Reino
celestial. (Daniel 2:44; Revelación 21:4, 5.)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario