La Biblia dice que las mentiras son el sello
de Satanás. En los días de Jesús, el clero judío difundió mentiras sobre él, y
en este sentido los tiempos no han cambiado. (Juan 8:44.)
Los enemigos de los testigos de Jehová
constantemente utilizan mentiras y difamaciones en un intento por contrarrestar
la obra de predicación que efectúan. En los países socialistas se difunde la
mentira de que los Testigos son perversos agentes de la CIA norteamericana. En
un vuelo de Londres a Nueva York, un católico, defensor del Movimiento
Sandinista, lanzó esta infundada acusación a un corresponsal de ¡Despertad!
que estaba sentado a su lado. Sin embargo, toda persona informada sabe que los
Testigos mantienen una total neutralidad en cuestiones políticas. (Juan 17:16;
18:36.)
Por otro lado, en los países católicos se han
difundido otras mentiras para difamar a los Testigos. En el pasado se les
acusaba de ser perversos agentes comunistas. Recientemente, cerca de Caracas
(Venezuela) se dirigió una rara acusación contra algunos Testigos. En el
periódico Últimas Noticias se publicó la falsa noticia de que tres
Testigos habían violado y asesinado a otra Testigo en un rito satánico. Un
sacerdote de la localidad añadió leña al fuego del escándalo al decir a sus
feligreses: “Esto les muestra qué clase de personas son esos testigos de
Jehová”. ¿Cuál era la verdad de todo aquello?
La mujer había fallecido de una hemorragia
cerebral, y los opositores se habían inventado la historia de la violación. Más
tarde se publicó en el mismo periódico una entrevista y una retractación
completa.
Pero, ¿qué le sucedió al sacerdote que había
explotado aquella mentira? El mismo día que se publicó la refutación le
hicieron unas preguntas en televisión. ¿Sobre qué tema? Le habían aprehendido
cuando trataba de pasar de contrabando a España 21 kilogramos de cocaína.
Aquel no había sido su primer delito. Confesó que la primera vez que
participó en contrabando de drogas fue en 1984, gracias a sus contactos con un
ex sacerdote que también era narcotraficante. El informe en la revista Auténtico
declaró que la policía temía que el sacerdote fuera puesto en libertad y huyera
del país, como había hecho el otro sacerdote, a quien “se le permitió escapar a
una casa que había comprado en Miami [Florida, E.U.A.] con el dinero de la
droga”.
¿Qué dijo el cardenal Lebrún, arzobispo de
Caracas, sobre este sacerdote malhechor? “Tengo el deber de declarar que el
padre José Luis Gil no es un malhechor.” Sin embargo, el punto de vista de
la ley en cuanto a quién es un malhechor difiere del que tiene el arzobispo,
pues condenó al sacerdote a veinte años de prisión. La Biblia también define
con mucha claridad quién es un malhechor: “¿No sabéis acaso que los injustos
no heredarán el Reino de Dios? ¡No os engañéis! Ni los impuros, [...]
ni los ladrones, ni los avaros, [...] ni los rapaces heredarán el Reino de
Dios”. “Que ninguno de vosotros tenga que sufrir ni por criminal ni por ladrón
ni por malhechor.” (1 Corintios 6:9, 10; 1 Pedro 4:15, Biblia
de Jerusalén [católica].)
Cuando un sacerdote comete un delito, se le
suele trasladar a otra parroquia, como ha ocurrido en Estados Unidos en varios
casos recientes de sacerdotes culpables de abusos deshonestos de niños. La
norma bíblica para las personas inmorales que no se arrepienten y
no cambian es la expulsión, o excomunión, la única forma de que la
congregación cristiana permanezca libre de malhechores impenitentes.
(1 Corintios 5:11, 12.)
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