En San José de Guaribe, un grupo de niños de un jardín de
infancia pasaba todas las mañanas de camino a la escuela frente a la
construcción de un Salón del Reino. Siempre se detenían un rato y, fascinados,
se ponían a ver todo lo que se hacía allí. Un día, la maestra les preguntó
en la clase qué querían ser cuando fueran grandes. Para su sorpresa, varios
respondieron que querían ser “ingenieros como los testigos de Jehová”. Llena de
curiosidad, decidió llevar a la clase entera al lugar de la construcción junto
con otra maestra. Cuando llegaron, el personal de la obra le dio al grupo un
recorrido guiado. Los niños estaban encantados, sobre todo porque les dejaron
ponerse los coloridos cascos. Y las maestras, que hicieron muchas
preguntas, recibieron un excelente testimonio.
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