domingo, 1 de marzo de 2015

LENIN CONTRA LA RELIGIÓN VERDADERA



Unos años antes de la Revolución rusa, Vladimir Lenin, quien llegó a ser el primer líder de la Unión Soviética, había dicho: “Todos deben ser plenamente libres no sólo para profesar la religión que mejor les parezca, sino para propagar su religión o cambiarla por otra. Ningún funcionario deberá tener derecho ni siquiera a preguntar a nadie por su religión, ya que se trata de un asunto de conciencia en el que nadie debe inmiscuirse”.
En algunas partes del país, estos principios oficiales del Partido Socialdemócrata permitieron que las personas sinceras dieran a conocer las verdades bíblicas al prójimo. No obstante, en líneas generales, el nuevo Estado fue ateo desde el principio y adoptó una postura hostil contra la religión, a la que llamaba “el opio del pueblo”. Una de las primeras cosas que hicieron los bolcheviques fue emitir un decreto para separar Iglesia y Estado. El gobierno prohibió que las organizaciones religiosas enseñaran sus doctrinas y nacionalizó los bienes eclesiásticos.
¿Cómo vería ese nuevo gobierno a los grupos de Estudiantes de la Biblia que, diseminados por su territorio, habían prometido lealtad al Reino de Dios? Poco después de la revolución de 1917, un Estudiante de la Biblia que escribió desde Siberia pintó un panorama bastante sombrío: “Es probable que conozcan la situación que se vive en Rusia. Hay un gobierno soviético basado en principios comunistas. Aunque es cierto que se percibe la conocida tendencia hacia la justicia, todo lo relacionado con Dios es rechazado”.

Tras la muerte de Lenin, el gobierno intensificó su ataque contra todas las religiones. En 1926 se formó la Liga de Ateos Militantes, nombre que definía muy bien sus objetivos. La constante propaganda atea tenía el propósito de erradicar por completo la fe en Dios de la mente y el corazón de las personas. El espíritu de ateísmo se propagó en poco tiempo por el inmenso territorio de la Unión Soviética. Un Estudiante de la Biblia escribió una carta a la sede mundial desde Rusia en la que decía: “La juventud está asimilando este espíritu que, sin lugar a dudas, es un gran obstáculo para aprender la verdad”.


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